Desde que vimos ese lugar tan lleno de encanto sabíamos que algún día celebraríamos nuestra boda en Finca Zamora. Fue pasando el tiempo, los años y fuimos formando nuestra pequeña familia. Y de repente ese día tan esperado había llegado.
Un 23 de Julio los rincones de la Finca Zamora empezaron a llenarse de encanto, con pequeños detalles que habíamos preparado para nuestro enlace. El lugar tomó calidez con la llegada de familiares y amigos. Mucha luz, esa luz que desprendía la sonrisa de nuestro hijo corriendo por sus jardines.
De repente todo era mágico, esa magia que había en nuestros sueños y que supo plasmar el equipo de Beatriz Cabañas.
La magia comenzó a fluir. Empezó a sonar Talking to the moon. Entraba un novio muy emocionado mientras esperaba a una novia muy nerviosa que entró con los acordes de Mark Isham(building a family). Y allí estábamos uno enfrente al otro, no podíamos dejar de mirarnos, besarnos, ni de separar nuestras manos. Mientras, nuestra maestra de ceremonia, Carol, narraba nuestra historia de amor.
Fue una ceremonia muy emotiva, donde no podía faltar el ritual de la arena. Cada recipiente contenía un poco de nuestro lugar de origen, que simbolizaban nuestras vivencias por separado y que ahora se unirían para siempre. Arena blanca de Valencia , negra de Tenerife y como no, la mezcla de ambas , la mezcla perfecta para nosotros, la de nuestro pequeño. Y empezaron a mezclarse muy poco a poco, ….granito a granito…. y desde entonces, como dijo nuestro hijo mientras se mezclaban las arenas, Papi y Mami desde ahora…. somos inseparables!!!
Ya nos habíamos convertido en marido y mujer. Caminábamos por un pasillo lleno de arroz donde sonaba Marry You y el estruendo de las tracas de Valencia, fue un momento ¡muy divertido!. ¡Apenas podíamos ver de tanto arroz!. Y desde ese momento no dejamos de reír, emocionarnos ,bailar y de divertidos con nuestro familiares y amigos. ¡Fue un día mágico!.
Cada vez que vemos las fotos volvemos a sentir las mismas emociones. Porque en cada una de ellas quedó capturado el nerviosismo, el amor, la emoción, la felicidad y la ilusión con que vivimos cada uno de los momentos de nuestra boda. Gracias a nuestro fotógrafo, Sergio Montesino, porque después de verlas cerramos los ojos y volvemos a revivir ese bonito día.
Lucía y José Miguel